
Drago arranca su 25 aniversario renovando su apuesta por la regeneración urbana
Aunque el aniversario se cumplirá oficialmente en 2026 –Drago fue fundada en el año 2000–, la empresa ha comenzado ya a conmemorar sus dos décadas y media de actividad. Lo hace con una hoja de ruta marcada por proyectos de impacto local, una sólida red de coinversión y una visión a largo plazo que sitúa la regeneración urbana en el centro de su estrategia. El acto reunió a un nutrido grupo de profesionales del sector inmobiliario, inversores de alto perfil y rostros bien conocidos del ecosistema empresarial madrileño. La alta asistencia confirmó no solo el interés que sigue despertando Drago tras 25 años de actividad, sino también la relevancia del formato impulsado por THE OBJECTIVE, que aspira a conectar el análisis riguroso con los sectores estratégicos de la economía.
Durante su intervención, Germán López-Madrid destacó cómo el modelo de negocio de Drago se basa en identificar activos complejos, revalorizarlos y gestionarlos de forma directa y activa, manteniendo una alineación de intereses con inversores institucionales y privados. Este enfoque ha permitido a la firma gestionar más de 4.000 millones de euros en operaciones inmobiliarias distribuidas entre España, Portugal y Estados Unidos.
Uno de los momentos clave del acto fue la alusión de Adolfo Ramírez Escudero, CEO de CBRE y protagonista de la segunda parte del evento, a un proyecto en el Paseo de la Castellana que dejó una manzana completamente remodelada. Se refería al complejo Castellana 200 / Castellana 198, una de las operaciones más emblemáticas de Drago en la capital y ejemplo claro de su modelo de regeneración urbana.
El caso de Castellana 198 ilustra con claridad la estrategia de Drago. Se trata de un edificio que debía albergar un hotel de lujo y que quedó inacabado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Drago ya había adquirido en 2014 parte del complejo Castellana 200, junto a PSP Investments. En 2024 completó la compra del 48 % restante del inmueble y prevé transformarlo en un conjunto residencial de alto nivel, con más de 14.000 metros cuadrados de vivienda, zonas comunes, aparcamiento y espacios comerciales. El proyecto, diseñado por el estudio de Christina Seilern y comercializado por CBRE, ejemplifica lo que la firma define como «regeneración urbana»: dotar de nueva vida a activos fallidos, integrándolos en el tejido de la ciudad con criterios de calidad y largo plazo.
En la conversación con la periodista de este diario, Rocío Regidor, López-Madrid defendió una visión de la inversión que no se limita a los retornos financieros, sino que incorpora consideraciones urbanísticas, sociales y ambientales. Frente a un sector muchas veces marcado por el cortoplacismo, Drago reivindica una forma de operar que implica transformar activamente el espacio urbano con sentido estratégico.
Actualmente, el 80 % de los activos bajo gestión de Drago se concentran en España, aunque mantiene operaciones relevantes en Portugal –donde comenzó su actividad en el sector residencial– y en Estados Unidos, donde se ha especializado en el desarrollo de apartamentos turísticos de corta estancia en zonas urbanas. La diversificación sectorial también forma parte del ADN de la empresa: el 40 % del volumen gestionado corresponde a oficinas, el 25 % a residencial, otro 25 % a retail y el 10 % restante a hoteles y otros usos.
A lo largo de su trayectoria, Drago ha superado los 2 millones de metros cuadrados gestionados en más de 2.000 propiedades. Ha recibido reconocimientos internacionales como el de mejor firma de inversión y gestión inmobiliaria española, concedido por la revista Euromoney.
El acto de este martes no fue solo una mirada al pasado, sino una declaración de intenciones hacia el futuro. Drago aspira a consolidar su presencia en los tres mercados en los que opera, abrir nuevas vías de coinversión y continuar apostando por intervenciones que, además de generar valor económico, transformen positivamente el entorno urbano. A las puertas de su 25 aniversario, la compañía refuerza así su compromiso con una forma de hacer ciudad basada en la inteligencia estratégica, la transformación arquitectónica y el sentido del largo plazo.
En palabras de López-Madrid, «si conseguimos que los próximos 25 años sean como los anteriores, estaremos haciendo las cosas bien». La ambición de Drago, sin embargo, va más allá de la continuidad: se orienta a intervenir estratégicamente en el espacio urbano, con la convicción de que el capital privado no solo transforma edificios, sino que –bien dirigido– puede moldear ciudades, revitalizar barrios y anticipar futuros habitables.