Gran Vía 32, donde se acaba de abrir la tienda más grande en España de una conocida cadena textil, es uno de los edificios más emblemáticos de la icónica arteria madrileña. Drago Capital ha sido el promotor del proyecto para su recuperación y disfrute para sus visitantes.

En los comienzos del Siglo XX, Madrid trataba de emular en modernidad a París y Londres, donde los grandes almacenes eran ya algo común. Así, Gran Vía 32 se construyó para albergar los Grandes Almacenes Madrid-París, que fueron inaugurados por los reyes Victoria Eugenia y Alfonso XIII el 3 de enero de 1924.

Tanta fue la influencia de las grandes capitales europeas que el proyecto, desarrollado por el famoso arquitecto vasco Teodoro Anasagasti, se llevó a cabo sobre planos originales franceses y siguió las pautas de una regulación francesa de 1906 referida a las estructuras de hormigón armado, cuyo uso se hallaba en una fase muy incipiente en España. Suelos de mármol, espectaculares trabajos de escayola y forja y una cuidada selección de productos daban relumbre y distinción a un edificio único de la capital.

Pero la vida de los Grandes Almacenes Madrid-París resultó efímera. Afectado por la crisis financiera de 1929 y la inestabilidad política y social que vivía España en aquellos años, el establecimiento cerró para siempre en el verano de 1933.

Edificio almacenes Madrid Paris
Almacenes Madrid París en el año 1930

La historia del edificio toma entonces un nuevo rumbo. Al estar situado en la cota más alta de la Gran Vía, se convierte en un lugar idóneo para la instalación de la primera estación de radio privada de España, Unión Radio. Y allí sigue, convertida hoy en la Cadena SER.

El hueco dejado por los grandes almacenes fue ocupado por la Sociedad Española de Precios Únicos, mejor conocida como SEPU, un popular establecimiento comercial que permaneció abierto hasta 2002. Generaciones de españoles cruzaron sus puertas atraídos por el conocido eslogan de “Quien calcula, compra en SEPU”.

También en los años 30 del siglo pasado se instaló el Cine Imperial, sala muy querida durante décadas por los niños madrileños al estar especializada en la proyección de las películas de dibujos animados de Walt Disney. A lo largo de los años otras sociedades, empresas y negocios tuvieron su sede en este emblemático edificio.

A finales de 2007, el Grupo Prisa, propietario entonces del edificio y en el que tenía sus principales oficinas, inicia la venta de su cartera de inmuebles que culmina en mayo de 2008 con la adquisición por parte de Drago Real Estate Partners.

Vista de la calle Gran Vía en los años 30
Vista de la calle Gran Vía en el año 1930

La compra se instrumentó a través de Longshore. En 2011 uno de los accionistas, vendió su participación del 50% en Longshore a un fondo de pensiones público norteamericano.

En Drago Capital siempre entendimos la importancia histórica de Gran Vía 32 y su gran potencial comercial. Por ello, tras hacernos cargo del edificio, encargamos un estudio de sus estructuras que indicó que se hallaba en muy buen estado, tan sólo necesitado de algunas medidas de refuerzo.

Pero quisimos ir más allá: decidimos reformar su interior para restituir su apariencia original de los años 20 y resucitarlo en todo su esplendor. Se trataba de un desafío mayúsculo, cuyo proyecto implicaba importante obras de rehabilitación durante más de dos años. Siempre supimos que valdría la pena.

Hoy quienes visiten Gran Vía 32 harán un viaje en el tiempo al Madrid de hace un siglo, una ciudad que empezaba a soñar con ser la metrópolis moderna y europea que es hoy.

Edificio Gran Vía 32 en la actualidad
Edificio Gran Vía 32 en la actualidad

Disfrutarán del espectacular patio central que fue de los Almacenes Madrid-París, al que contemplan cinco plantas de galerías ahora abiertas. Contemplarán el magnífico lucernario central, obra de los discípulos de Gustave Eiffel y transitarán entre el primer y segundo piso por la escalera imperio, reconstrucción minuciosa de la que maravilló a quienes asistieron a la inauguración del edificio en los años 20. Los madrileños gozan hoy de un espacio clásico y señorial que les fue arrebatado durante décadas y, con él, reviven un trocito de su historia.

Entretanto, recuperamos para todo el edifico el uso terciario comercial con el que nació. Conseguimos un nuevo inquilino para todo el espacio rehabilitado, la empresa de moda que lo ha convertido en su espacio más importante en España.

Superado el reto y cumplido el sueño, Drago Capital puso fin a su presencia en este histórico edificio en 2015, cuando Longshore vendió el edifico a Grupo Pontegadea, en una de las más importantes operaciones inmobiliarias realizadas hasta la fecha.

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